Centenario

Un cierre inolvidable

El Club Atlético Vélez Sarsfield realizó durante la noche del miércoles 1º de diciembre, el cierre del Año Centenario con el Desafío entre el Vélez Glorias y el Milan Glorie, con un estadio Amalfitani que vibró con 30.000 hinchas velezanos. Como en el '94, otra vez la victoria fue para el Fortín con gol de Fernando Pandolfi. Todos los ídolos de dos grandes del mundo juntos para un momento inolvidable.

Duelo de capitanes. Dos referentes de cada institución. Roberto Trotta, ídolo y caudillo de Fortín; y Franco Baresi, il capitano rossonero y toda una leyenda. Hubo festa en Liniers.

Buenos Aires, Miércoles 1º de diciembre de 2010.

(Prensa Vélez Sarsfield ? Estadio José Amalfitani)

 

Vencer las barreras del tiempo. Ganarle la pulseada al destino. Cuestiones de las cuales entiende bien este club gigante de V azul (o dorada, para la ocasión) en el pecho. Porque de eso se ha alimentado durante todos estos años el Club Atlético Vélez Sarsfield desde su irrupción en el fútbol mundial. Sostenerse, hacerse cada vez más grande; sintomatología exacta de un grande sin límites de estatura.

 

 El Club Atlético Vélez Sarsfield realizó durante la noche del miércoles 1º de diciembre, el gran y esperado cierre del Año Centenario con el denominado Partido del Centenario ? El Desafío de las Glorias entre el Vélez Glorias y el Milan Glorie, con un estadio Amalfitani que vibró con 30.000 hinchas velezanos. Como en aquel glorioso 1994 con la noche de Tokio como testigo, otra vez la victoria fue para el Fortín con gol agónico de Fernando Rifle Pandolfi. Un banquete perfecto, con todos los ídolos de dos grandes del mundo juntos para un momento inolvidable.

 

En la previa, tuvo lugar el preliminar donde actuaron bajo el arbitraje de Ángel Sánchez la Dirigencia Velezana frente a las más destacadas Personalidades Italianas. Fue victoria para la Comisión Directiva por 4 a 1, que contó con las presencias de Raúl Gámez, Miguel Calello, Carlos Maceira, Gustavo Lucente, Daniel Ramundo y Fernando Raffaini; más los refuerzos de Pedro Larraquy, Marcelo Bravo y Diego ?La Joya? Cháves. En frente, estuvieron figuras como Facundo Pastor, el comediante Martín Bossi, el periodista Eduardo Feinmann, el cocinero Donato Desantis; entre otros.

 

Cerca de las 21 horas y con un marco del estadio José Amalfitani que terminó cobijando a 30.000 almas velezanas, dio inicio al partido más esperado. Allí el público presente sacando del armario del recuerdo aquella casaca con la que vistió sus sueños de Campeón del Mundo, para asistir nuevamente a una cita con la historia. La revancha eterna, esta vez en conmemoración a los cien años del club y a beneficio de entidades de bien público como lo desea el conjunto italiano. Con la lluvia de papelitos azules y plateados que bañaron el verde césped, el estruendo sinfónico de los fuegos de artificio en el rito de coronación de entonces, se abrieron paso los capitanes. Roberto Luis Trotta, por un lado. Franco Baresi, por el otro.  De a uno se abrían paso las grandes glorias del fútbol mundial para ponerle cuerpo a una celebración que excedió ganándole por goleada y sin dudas a la imaginación.

 

Allí estaban Vélez y el Milan. Como hace 16 años. Lejos de aquella contienda intercontinental. Bien cerca de la celebración mutua sin rivalidades más que las que encerraron estos poco más de sesenta minutos de juego. El Fortín luciendo la casaca dorada de gala para la cita impostergable. El conjunto rossonero vistiendo el clásico modelo de bastones finitos respondiendo a los diseños de su historia. Con el gran Virrey de Liniers; sí, Carlos Bianchi en el banco de Suplentes junto a su grupo de colaboradores que hicieron grande desde su lugar a la historia del club. Carlos Ischia, Julio Santella, hasta Osvaldo Piazza estuvo presente. José Luis Félix Chilavert también presente y posando en la formación inicial sin querer perderse nada de lo que le deparaba la noche. Todos y cada uno de los que se vistieron de gloria para no perderse ni un detalle de la fiesta.

 

Salvo por esa ausencia sabida de Chilavert en el arco, Bianchi no pudo repetir en su totalidad la misma formación de aquel 1º de diciembre de 1994, dieciséis años después. En su lugar estuvo Juan Carlos Docabo.

 

Así entonces, el Vélez Glorias vestido de dorado formó en el arranque con Juan Carlos Docabo; Héctor Almandoz, Roberto Trotta, Víctor Hugo Sotomayor y Raúl Cardozo; José Horacio Basualdo, Marcelo Gómez, Christian Bassedas y Roberto Pompei; José Oscar Flores y Omar Andrés Asad. Más tarde ingresaron los relevos con los que contaba Bianchi en el banco de suplentes como Patricio Camps, Flavio Zandoná, Cecilio Galeano, Pablo Cavallero, Claudio Husaín, Carlos Compagnucci, Fernando Pandolfi, Marcelo Herrera y Fabián el Pícaro Fernández. Un lujo de plantel.

 

Por parte del Milan Glorie estuvieron en la alineación inicial Dida; Cafú, Franco Baresi, Alessandro Costacurta y Christian Panucci; Roque Júnior, Stefano Eranio, Mario Bertolazzi y Serginho; Andrés Guglielminpietro y Danielle Massaro. También presentando como variantes a Ángelo Carbone, Maurizio Ganz, Simone Braglia, Giampietro Maini, Stefano Nava, Pietro Vierchowod y el argentino José Antonio Chamot.

 

El encuentro contó con el destacado arbitraje del ex arbitro internacional y mundialista en Alemania 2006, el Señor Héctor Elizondo; quien recibió una plaqueta conmemorativa en el entretiempo por parte de la Comisión Directiva por su destacada trayectoria en el arbitraje.

 

El pitido inicial le puso play a la pausa que detuvo en la vieja casetera de VHS donde descansan las glorias gastadas de tanto repasar y rebobinar sus hazañas. El aire se cubrió de aquellos olores de noches coperas noventosas, donde soñar era moneda corriente y la ilusión cotizaba en bolsa.

 

Con el ritmo de partido en marcha, pareció ser más Vélez desde lo futbolístico con el pulso que marcaron en la generación el Tito Pompei, Bassedas y el Pepe Basualdo. Asad siempre preocupante arrancó los aplausos más destacados del público y el Turu Flores con su gambeta endiablada se mostró siempre como una amenaza para Baresi y compañía. En el fondo la seguridad de Trotta y Sotomayor (pareció que el tiempo no pasó para ellos) quienes se entendieron como si nunca dejaron de jugar uno al lado del otro. Sumado a la proyección del Pacha Cardozo y el Coio Almandoz. A otro ritmo, pero el Vélez Multicampeón estaba y decía presente. En frente, el Milan sostenía con su buen pie y con un Cafú descomunal que le desmiente al documento que porta la fecha de su nacimiento. Lo tuvo Serginho de cabeza pero se lo negó el travesaño. Intentó Cardozo desde lejos tratando de sorprender a Dida que volvió tras sus pasos. Pompei buscó ángulos y Flores remates lejanos. Nadie acertaba al marcador, pero todos hablando el mismo idioma, el del fútbol.

 

El entretiempo tuvo lugar para los reconocimientos. Por un lado Franco Baresi recibía un botín de oro por su trayectoria; por el otro, José Luis Chilavert cruzaba hasta el circulo central para alzar una vez más la réplica de la Copa Libertadores de América que le otorgó a este plantel ganador de todo la Subcomisión del Hincha Fortinero. Una verdadera fiesta, una celebración única.

 

Para el complemento del fútbol, las variantes que realizaron ambos entrenadores provocaron efecto en el andar del encuentro. Vélez se paró más para aguantar y salir de contra, mostrando lo mejor de su pareja central. Trotta y Sotomayor se las ingeniaron para salir al cruce de los embates milanistas, dejando bien parado al equipo. La de mayor peligro fue una de Maurizio Ganz que desactivó sobre la línea Pablo Cavallero. Lo tuvo Flores cuando volvió al terreno de juego sin saber que cerca del final iba a ser parte de la jugada que encerraba el grito de gol de la noche. Minuto 29, a segundos del cierre y penales. La jugada se barajó de izquierda a derecha y encontró el delicado botín de Pandolfi. Éste se mandó en diagonal para encontrarse con el Turu Flores que en uno de sus enganches dentro del área lo dejó al Rifle de cara al arco para despachar un zurdazo cruzado y salir a correr por la noche del Amalfitani reafirmando la grandeza y esta especie de paternidad con el conjunto italiano. Vélez volvía a ganarle al Milan, tanto tiempo después. Delirio de la gente que acompañó durante todo el partido con las canciones noventosas que fueron la banda sonora de aquellos años dorados. Final del partido. Arriba Vélez como en toda su historia.

 

Allá van a abrazarse y confundirse nuevamente las camisetas rayadas y de V dorada. Allí van uno arriba del otro a ofrendar una nueva victoria de cara a su gente. Acá desparramados por el suelo del Amalfitani para la clásica foto reeditada de la velada japonesa. Todo en sintonía perfecta con el pasado, en el perfecto idioma del ayer.

 

Un cierre para recordar, para emocionarse, para agradecer de por vida a quien te hizo comprender lo que significa ser hincha de Vélez. Mucho de todo eso tienen que ver ellos que hicieron grande la historia del club. Mucho tenemos que ver todos los que aportamos nuestro llanto, nuestra risa, nuestro tiempo y vida. Mucho tenemos que ver todos lo que de una forma u otra hacemos Vélez Sarsfield.

 

Feliz Centenario, Fortín. Un Campeón al que le queda chico el Mundo.

 

Carlos Alberto Martino

[email protected]

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Vélez Glorias 1 - Milan Glorie 0

Vélez Glorias 1 - Milan Glorie 0

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