El Fortín inició su camino en la flamante Superliga Argentina de Fútbol con mucho más que el pie derecho. Durante la tarde noche del viernes, en el estadio José Dellagiovanna, goleó al Tigre de Ricardo Caruso Lombardi por 3 a 0; con una producción ofensiva letal, comandada por Matías Vargas y ejecutada por Maxi Romero y Federico Andrada.

El conjunto de Omar De Felippe fue sin dudas mucho para un Matador que supo manejar el balón en la primera etapa y pudo ponerse en ventaja con la más clara llegada de ex Vélez Maxi Caire, que entre Aguerre y Cufré mandaron al córner; pero que en el segundo tiempo fue sometido sin atenuantes por la visita.

Es que sin lugar a dudas y con la mesura de hablar de tan sólo los primeros 90 minutos de los 2430 que deberá jugar Vélez a lo largo de este camino que culminará en Mayo de 2018; el equipo pudo plasmar en cancha lo bueno que fue insinuando en cada uno de los trabajos y amistosos de Pretemporada.

Un Vélez al que se lo vió muy sólido en cancha, con valores altos que suelen ser determinantes en ese nivel, y con una virtud destacable al máximo como fue la paciencia. Porque si hay algo que destacarle a este Vélez debutante en la Superliga, fue la prudencia con la que manipuló el balón para herir a Tigre, aún cuando no era dueño de la posesión del balón. Siempre eligió salir jugando, aún cuando en el primer tiempo le costaba dar dos pases en continuado. Fue una salida rápida siempre las bandas, y el buen cirterio en el medio de Desábato y Cáseres para cortar rápido (haciendo pie en un campo de juego con mucha agua) y siempre elegir un buen uso de la redonda.

Por contundencia, la gran figura fue Maximiliano Romero. El Tigre (más justo imposible) sacó gala de todo su repertorio para definir, aún con el gol anulado por supesta mano. Con sus tan jóvenes 18 años, el delantero mostró el por qué se lo destaca como uno de los grandes jugadores de Vélez en un futuro no muy lejano. El gesto técnico de la definición en le primero y lo letal de la terminación en su segundo (con una diagonal incluída para buscar el pase) lo distinguen por su clase. A la que le sumó además la cuota pendiente para ganarse el lugar: ser sacrificado por y para el equipo. Romero hoy corrió a todos y aguató las marcas con mucha autoridad.

Por juego y ser el más cerebral, otra gran figura fue el Monito Vargas. El media punta calcó el inicio de las tres jugadas de gol de Vélez, arrancando por izquierda, buscando hacia adentro ya sea para asistir a Maxi con un envío tierra-aire preciso, como para habilitar a Gastón Díaz abriendo el juego y moviendo a todo el fondo de Tigre para que el Gató de lujo asista a Andrada en el segundo. O como en el tercero, que apiló gente y con un pase de Ronaldinho entre líneas habilitó otra vez a Romero para el tercero. Como lo pidió su entrenador en la semana, empieza a ser el Mono más maduro el que conduce a este Vélez a cosas interesantes.

El gesto técnico de la definición en le primero y lo letal de la terminación en su segundo (con una diagonal incluída para buscar el pase) lo distinguen por su clase (Romero).

Por sostener en los momentos justos, Aguerre también se sube al podio. El uno le dio la derecha a De Felippe en su decisión de darle el buzo en el debut. Alan siempre se mostró seguro tanto en los remates que lo buscaban de afuera como en las pelotas que salió a cortar en el área chica ante jugadores gigante como Stracqualursi o Bojanich. Tuvo tres atajadas premium que sostuvieron el cero en el arco velezano, ese cero vital en la construcción de la identidad ganadora del equipo. Fue la que en complicidad con el travesaño, le negó al Chino Luna la mejor, de las que tuvo en una noche redonda. Bien por Alan.

Y Vélez fue un equipo, con un Gastón Díaz que continúa buscando su mejor puesta a punto desde lo físico pero que cumplió sobretodo para cubrirle la espalda a un Cubero que cortó todas y que fue criterioso con el balón; con una línea de fondo de Grillo y Giannetti que afilada luchó y contuvo muy bien a los de arriba rival; y un Andrada que se fajó siempre con los centrales y desde ese sacrificio tuvo su premio en el gol que el mismo fue a buscar de cabeza.

Que los flashes no mareen. Que lo que se consiguió esta noche es claro que tiene la producción detrás de la Pretemporada y eso es innegable. Pero el camino es largo y recién comienza. Que esta sonrisa se haga carne y que Vélez se aferre a este Vélez que le baña de recuerdos felices su memoria.