Junta Histórica

¡Feliz Cumple, Beto!

El 22 de enero de 1972 nació en Capital Federal Patricio Alejandro Camps, el máximo goleador de Vélez de los últimos 30 años. Dueño de un olfato envidiable frente al arco rival, obtuvo ocho títulos con el Fortín.

Aquel derechazo que abrió un nuevo título, uno de sus 89 gritos con la camiseta de Vélez. Beto Camps, genio y figura.
Por Junta Histórica

De chico jugó en el club El Trébol de Haedo y fue Oscar Nesci en 1983 quien lo trajo a Vélez, donde fue dirigido por grandes formadores como Hugo Iervasi y Salvador Toto Calvanese. Su rendimiento en los distintos equipos juveniles lo convirtieron en una verdadera promesa de la Institución.

Debutó en Primera División el 1° de septiembre de 1991, ante Ferro, en Caballito y con derrota por 1 a 0. Ingresó a los 84 minutos en reeemplazo de Jorge Vázquez. El técnico era Héctor Veira. Luego, tras la llegada de Eduardo Luján Manera, el Beto quedó desplazado y fue recién con el interinato de Roberto Mariani que retornó a la titularidad.

En el Vélez Campeón del Clausura 1993, comenzó entre los titulares los primeros partidos, pero luego José Oscar Flores lo relegó nuevamente al banco.

Formó parte del plantel Campeón de América de 1994. Ese mismo semestre se jugó el Torneo Clausura y junto a Mauricio Pellegrino fueron los jugadores con mayor cantidad de presencias.

En la temporada 1994/95 fue cedido a préstamo a Banfield para ganar mayor continuidad. En el Taladro compartió equipo con jugadores como Ángel Comizzo, Javier Sanguinetti, Julio Cruz y Javier Zanetti.

El Apertura 1995 comenzó a consagrarlo. En aquel certamen cobró mayor protagonismo debido a la lesión de Omar Asad, y marcó uno de los goles que le permitió a Vélez consagrarse Campeón frente a Independiente, en aquel inolvidable 3 a 0 en Avellaneda.

En 1996 desempeñó un rol estelar en la obtención de tres nuevos títulos para la Institución. El primero fue la Copa Interamericana contra el Cartaginés de Costa Rica, luego el Torneo Clausura que sellaría el bicampeonato en el orden nacional, con aquel recordado gol suyo -de cabeza- sobre la hora en Córdoba. Y por último, la ansiada Supercopa formando una delantera temible con Martín Posse.

Por su altísimo nivel ese mismo año fue convocado a la Selección Argentina y participó de 2 convocatorias: el 15 de diciembre frente a Chile (1-1) por Eliminatorias y el 28 del mismo mes en un amistoso ante Yugoslavia en Mar del Plata (2-3).

El 13 de Abril de 1997 ganó la Recopa en Kobe ante River, por penales, aportando uno de los tantos de la definición desde los doce pasos.

Con el arribo de Marcelo Bielsa, en 1998 logró un nuevo título, el Torneo Clausura y una vez más fue el artillero del equipo junto al Cholito Posse.

A mediados del año 2000 fue vendido al Paok de Grecia, pero el club europeo no abonó el compromiso de pago y el jugador volvió a Vélez. El 19 de febrero de 2002, jugó su último partido con la camiseta del Fortín, contra Belgrano, en la derrota por 2 a 1 del equipo que dirigía Edgardo Bauza. Su siguiente escala futbolística tuvo lugar en los Tecos de México.

En el 2003 volvió al país para sumarse a Quilmes y una temporada más tarde pasó defender su última camiseta como profesional: Olimpia de Paraguay, donde permaneció hasta 2006, año de su retiro.

Patricio Alejandro Camps jugó 272 partidos con la camiseta de Vélez: 214 por competencias locales (210 por torneos regulares de AFA, 4 por la Copa Centenario) y 58 por competencias internacionales (22 por Copa Libertadores, 17 por Copa Mercosur, 14 por Supercopa, 2 por Copa Conmebol, 2 por Copa Interamericana y 1 por Recopa Sudamericana).

Además de sus ocho títulos en el club, es el quinto goleador de la historia velezana con 89 conquistas y quien más goles gritó en los últimos 30 años con la V en el pecho.

Su recorrido más destacado como entrenador lo tuvo en Colombia, como ayudante de campo de José Pekerman desde 2012, dirigiendo a la Selección Nacional cafetera en los Mundiales de Brasil 2014 y Rusia 2018.

Dueño de una potente pegada con pierna derecha, remarcada calidad técnica y una gran capacidad de salto -pese a su baja estatura- para ejecutar el cabezazo, Beto, Pato o Batata, trazó una carrera indeleble repleta de goles y títulos para la Institución que lo vio nacer, crecer y desarrollarse como un futbolista inolvidable.