Vélez y Argentinos no se sacaron diferencias solo en el resultado, ya que en el campo, por idea y juego, fue el Fortín el que buscó los noventa minutos llevarse los tres puntos. Fue un encuentro al que no le faltó nada, pero que se vio manchado por la mala labor del juez, Darío Herrera.
La derrota de Belgrano ante Temperley durante la noche del sábado, le había sumado un condimento aún más sabroso al duelo en Liniers; los de Heinze tenían la chance de meterse en la Sudamericana si goleaban por cuatro goles al Bicho y si Colón no ganaba su partido ante Racing. Más aún, porque también los de La Paternal se complicaban su chance de copa con una derrota. Se vislumbraba un partido de mucho roce.
Con un marco inmejorable, se dio inicio al último acto de Vélez en la Superliga.
Desde el vamos, esa fricción que se anunciaba en la previa se cristalizaba en el juego. El conjunto fortinero buscaba la salida desde el arco con la característica de salir con pelota al pie y la visita buscaba presionar alto. Sin embargo, el buen manejo del local comenzó a marcar diferencias en cancha. Vargas se hacía punzante por la izquierda, mientras que Bouzat era una flecha por la derecha. Más aún, con un Nico Domínguez que encontraba espacios a espaldas de Machín y Montero; Vélez comenzaba a generar daño al arco defendido por Cháves.
Luego de varias aproximaciones e intentos, en una gran jugada rápida, Domínguez abrió en la puerta del área para la izquierda a Robertone, que le devolvió de primera. Nico pisando el área habilitó a su derecha a Mauro para que en una finta de piernas se saque la marca de encima y con un remate cruzado ponga a gritar a todo el Amalfitani. Vélez se ponía arriba en el marcador y lo justificaba transitando el partido con seguridad y autoridad.
Pero desde ahí, el trámite se volvió insoportable desde el abuso de golpes y pierna fuerte. Los centrales del Bicho castigaron a mansalva a Bouzat con faltas constantes omitidas por Herrera, al que se le comenzaba a ir de las manos las riendas del juego. Más cuando Machín en la mitad de la cancha abusaba de sus brazos para maniatar el juego de Robertone. Tanto fue el desconcierto del árbitro, que aún con el resultado a su favor, el hincha y los jugadores de Vélez fueron a recriminarle las malas decisiones en las faltas que cobró y que omitió en la primera etapa.
En el complemento y luego de perderse el segundo Vélez en una doble tapada de Cháves (primero a Mauro y luego a Robertone); la visita llegó a la igualdad con un exquisito centro de Pisculichi y un mejor cabezazo de Sandoval para superar a Aguerre. Aún con la igualdad en el marcador, el Fortin fue a buscar siempre el triunfo. Con una entrega constante, el único en cancha que buscó y mereció más fue Vélez. Argentinos se conformó con el reparto de puntos que lo mantiene con chances de entrar a la Sudamericana; mientras que los de Heinze cumplieron el objetivo de mantenerse invictos en nueve encuentros y cerrar el torneo con un tramo final en gran nivel.
El hincha pidió por Mauro y por los pibes. Será tiempo de descanso, de recuperarse del desgaste emotivo de un año duro. Con las sensaciones de un Vélez que comienza a recuperar el respeto de los demás y su identidad futbolística. La que le potenció Gabriel Heinze, la que defienden en cancha estos jugadores que pusieron el pecho en uno de los momentos más duros a nivel futbolístico.
El futuro llegó hace rato, para Vélez.