Quito, Ecuador: Miércoles 7 de Marzo de 2012.

(Prensa Vélez Sarsfield - Estadio Olímpico Atahualpa).

Analizar derrotas no es siempre el trabajo más agradable. Sin embargo, es el camino más correcto para seguir por el camino victorioso, por más paradójico que sea el concepto. Porque después de un 0 - 3 en el marcador, hay muchas cosas que se deben y pueden mejorar; sobre todo para un equipo que parece jugar a la perfección y que ha regalado victorias tan profundas como esta derrota en la altura de Quito.

Sin lugar a dudas que el resultado le queda unas tallas grandes al contexto del encuentro; aún contraponiendo el buen primer tiempo de Vélez con el muy flojo segundo. Porque durante los primeros cuarenta y cinco minutos de juego, el conjunto de Ricardo Gareca fue el que tuvo mayormente el balón, el que intentó asociar toques para llevar peligro al arco de Elizaga, el que contó con las chances más claras para abrir el marcador y las dos en Federico Insúa -una en los pies que voló el arquero para tapar y otra con la cabeza con el arco vencido que sacó contra el palo Espinoza-; el que hasta el momento había hecho el gasto. Hasta el momento, porque cuando todo parecía encaminarse a bajarle la persiana al primer acto, en una corrida inofensiva de Seba Domínguez y Matías Alustiza, el línea agitó su bandera y Buitrago marcó el punto del penal. Sí, de locos. Quito que nunca había llegado con peligro se encontraba con un regalo de navidad anticipado con el moño puesto por el juez colombiano que ofició las veces de Papá Noel. Es que Domínguez sacó con el cuerpo a un liviano Alustiza que vivo, sintió el contacto y se desvaneció. El mismo jugador al que le cobraron la falta, la cobró y a cobrar. Vélez se iba incomprensiblemente abajo en el marcador rumbo a los vestuarios.

Como si fuera poco y en los momentos más duros para recibir goles, a los dos minutos del complemento y ante una suma de errores del Fortín, Quito encontró el segundo tanto y comenzó a encaminar su victoria y la derrota de su rival. Porque a los dos minutos, Cubero, preso de una ira incontrolada con el juez,  lo derribó con infracción sobre un costado a Fidel Martínez, el mismo que esperó el cobro de la falta en el área para sorprender y sorprenderse impactando con su cabeza el centro ante una mala salida de Barovero. Cómo no vas a sorprenderte si una así del arquero la encontrás en un millón. Pero se veía que la tarde noche en Centroamérica no era para Vélez. Ya desde el vamos, había perdido por un esguince en el tobillo derecho a Augusto Fernández que se fue reemplazado por Bella.

Desde ese momento y con los golpes lógicos de dos manos en las zonas horarias donde más duele, Vélez comenzó a facilitarle la tarea a Quito y justamente el conjunto de Ischia con poco, comenzó a justificar una victoria merecida por los tres puntos, pero exagerada en el resultado global con una exquisita definición del talentoso Saritama que definió palo-gol cruzado ante un Barovero que se estiró estéril para intentar impedir que el balón ingrese por tercera vez a su arco. Más allá del resultado, no hay tres goles de diferencia entre Vélez y Quito, pero esta afirmación nos e justificó en cancha. Los cambios intentaron darle aire a Vélez pero el golpe de caer desde la altura siempre duele y mucho, por eso el encuentro se encaminó tranquilo al cierre.

La derrota te duele por ser la primera en un año que pinta más que bien. Pinta, en presente, porque los tres goles recibidos en Quito no empañan lo bueno que se viene realizando. Pero es verdad, vienen a recordar que aún queda mucho camino por recorrer y que hay rivales que van a hacer lo imposible por vencer al club que se codea con los grandes del fútbol mundial. Así y todo el liderazgo en el Grupo 7 Libertador está intacto. La revancha es cercana y lo mejor que es en el Amalfitani.

Pero si la derrota enciende una señal de alarma que no hay que dejar de atender. La que avisa antes de golpear, la que no traiciona. La que se debe resolver pronto para que no sigan comiendo de ella los Buitrago.

Carlos Alberto Martino

[email protected]