Copa

Vélez 0-1 Central Córdoba

Vélez cayó 1 a 0 ante Central Córdoba durante la noche del miércoles en Santa Fe, por la Final de la Copa Argentina 2024. El tanto para el Ferroviario fue de Matías Godoy.

Foto: Hernán Mauricio
Foto: Hernán Mauricio

No hay manera de explicar una derrota que cala hondo en una instancia decisiva. La Copa Argentina desde que volvió a jugarse fue un torneo esquivo por múltiples razones para el Fortín y este año por primera vez logró llegar a la Final, en medio de una temporada que lo tuvo como protagonista en las tres competencias locales. 

Con todo lo que estaba en disputa, el equipo no logró recuperarse del gol de otro partido marcado por Central Córdoba. El equipo no puedo plasmar el juego que lo llevó hasta esta final y vio ahogados todas sus intentos de ataque.

El partido fue mayormente parejo en el Estadio 15 de Abril, bajo una multitud de hinchas de Vélez que fueron con la ilusión latente, como siempre y en todo lugar. No existieron espacios libres en las gradas y tampoco en el césped, a partir del muy buen trabajo desarrollado por el conjunto santiagueño. Era de esperarse.

La primera parte mostró lo mejor de Vélez. Parado en campo rival y luchando cada pelota a puro roce, típico de una final. La sensación de dominio no se tradujo en cantidad chances claras ni en explosión en los últimos metros, solamente se pudieron generar un par de opciones (Maher Carrizo primero y luego Matías Pellegrini) muy bien resueltas por los reflejos Luis Ingolotti, una de las figuras de la noche santafesina. Del otro lado, Tomás Marchiori tuvo una estupenda atajada ante una media chilena de Matías Godoy. Poco riesgo en las áreas con rendimientos superlativos de los guardametas.

Además de la impericia en la finalización, otras decisiones influyeron en el partido. Yael Falcón Pérez pasó por alto dos posibles penales de Lucas Abascia al tocar con la pelota con la mano dentro del área y luego mediante una sujeción por la espalda a Elías Gómez. "Siga, siga". Una vez más, los jueces no estuvieron a la altura, como la clara mano del arquero del Ferroviario fuera del área en el segundo tiempo. Para Falcón Pérez no fue nada.

Con la ilusión de tratar de cambiar la historia, Vélez encaró el complemento con el ingreso de Claudio Aquino por Christian Ordóñez. Quinteros metió mano para que sus dirigidos tuvieran mejor circulación de pelota y precisión en las entregas del 22. Pero los resultados no fueron los buscados. A los 8 minutos tras una pérdida en campo rival, Miguel Angulo habilitó a Godoy y sucedió lo que ni el mismo goleador de la noche pensó: desde 35 metros con un envío largo intentó buscar a un compañero, pero la pelota se coló por el segundo palo descolocando por completo a Marchiori. Gol de otro partido y nada volvió a ser como antes.

El Fortín tardó más de 20 minutos en reaccionar. Se perdió movilidad y el rival se cerró perfecto. Cuando se dan estas condiciones de juego, el fútbol se vuelve un absurdo de tenencia de pelota sin profundidad. De a poco las ilusiones por igualar el marcador se fueron perdiendo. Francisco Pizzini no acertó una volea que se fue muy cerca y Valentín Gómez reventó contra el horizontal su disparo de larga distancia. Vélez culminó en cancha una noche para el olvido.

El fútbol siempre da revancha, dicen, y por delante hay una nueva final este domingo. Tan fácil como doloroso sería quedarse en lamentos, pero la vida pone una nueva oportunidad por delante

La historia de nuestro club siempre exigió levantarse y así se alcanzaron sueños inolvidables. Que una vez más estemos a 90 minutos de levantar una copa, sea la razón que nos permita jugar como este equipo supo hacerlo: por los colores y el escudo, por la gente, por la gloria. 

Ojalá todos estemos a la altura para ser felices de una vez.