Pasó por muchos clubes, pero a los 13 conoció el lugar que le abrió las puertas a un mundo de posibilidades: Vélez. Dos años más tarde logró ingresar al plantel de la Selección Nacional, salió campeona en distintos Sudamericanos, jugó un mundial y también tuvo la chance de pertenecer al equipo mayor en algunos torneos.
"Poder volver al club, donde estuve jugando hasta los 20, y reencontrarme con el deporte desde otro lado, como entrenadora, fue muy enriquecedor", dijo. Ella es profesora de Educación Física y tres años antes de recibirse, estuvo colaborando como monitora en los entrenamientos de los más chiquitos. Toda una referente para aquellos niños que van, se divierten y, porqué no, anhelan una carrera como la suya.
"Hace ya más de dos años que trabajo en el club y me genera mucha felicidad poder transmitir mis conocimientos como profe y, a la vez, desde mi experiencia como jugadora".
Como jugadora de elite, Sofía siempre quiere dar lo mejor de sí y llegar a lo máximo, es por esto que el día de mañana le encantaría ser una entrenadora profesional y poder dedicarse a esto. El básquet es su vida, le enseñó mucho y le dio valores que uno aprende sólo en contacto con el deporte. "Este deporte me dio una identidad, una forma de ser, muchas herramientas para lo que es la vida, y a su vez, me dejó muchos amigos. Tuve varias experiencias hermosas y otras que no lo fueron tanto, pero que me forjaron como persona".
Finalmente, se retiró como jugadora a los 32 años. Sin embargo, este solo es el comienzo de algo que se empieza a construir en Vélez: "El club es un lugar al que le estoy muy agradecida por todo lo que me dio y el espacio que me está dando ahora como entrenadora. Hoy intento devolvérselo formando a muchas jugadoras para que el día de mañana representen al Fortín en lo más alto de la competencia, que puedan llegar al seleccionado nacional y a su vez, que sean jugadoras que crezcan con la formativa velezana".