Sufrió un duro golpe el Fortín recibiendo en el Amalfitani al conjunto comandado por Guillermo Barros Schelotto, en el marco de la cuarta fecha de la Superliga Argentina 2017/2018. La goleada ante Boca con goles de Darío Benedetto en dos oportunidades, el gol en contra de Nico Domínguez y el final de Franck Fabra, mostró diferencias de un equipo que aprovechó su jerarquía para liquidar el juego ante un Vélez que pagó caro errores vitales con goles.

Es cierto que las goleadas no se analizan y se sufren, sobre todo, cuando estuvo marcadas las diferencias de juego entre uno y otro; pero queda la sensación de que más allá de la goleada, este Vélez está por otro proceso, muy distinto al de hace unos meses, con más certezas que dudas.

Es que Vélez salió a pararse decididamente en campo rival para ahogarle la salida al equipo del mellizo y cortarle el circuito de juego. Así fueron los primeros minutos de un partido picante, donde los dos metieron y donde hubo mucha más pierna fuerte que juego; con un arbitraje donde en las difíciles o al mínimo roce siempre los fallos tenían una misma dirección, a favor de Boca.

Pero tan solo en 14 minutos el afán por ir a buscar a Vélez le jugó una mala pasada, ya que de una pelota perdida en la puerta del área rival, con tres toques y a toda velocidad, el actual campeón lo dejó a Benedetto debajo del arco de Aguerre para empujarla a gol sin resistencia. Así en una triangulación perfecta y de contra, la visita se ponía arriba y desde ahí, sin casi esforzarse, hizo méritos para justificar la victoria y cada uno de los goles que marcó en una diferencia de goles que se sustenta por la jerarquía y contundencia de un equipo y otro.

Al punto tal, que a Vélez el arco de Rossi le quedaba lejos en remates al arco aún con la posesión del balón. Con Vargas inconexo, poca producción para los puntas, un Cáseres que asumió el rol de conductor y sumó buenas y malas. Así fue que en el complemento y a un puñado de minutos y tras una jugada de contra idéntica al primero, terminó también Benedetto adentro del arco con pelota y todo tras empujarla de taco en una pirueta fantástica. 

Vélez probó con variantes que no cumplieron con las expectativas para mejorar el planteo y a Boca todo le caía como anillo al dedo; porque hasta tuvo la fortuna de encontrarse con el desvio infortunio del pibe Domínguez para tratar de rechazar el balón que se metió en el fondo de la red. Hasta la escalada tremenda de Fabra para poner el cuarto y cerrar la goleada.

Deberá levantarse Vélez apoyado en su gente, esa que copó el Amalfitani y que le regaló el mejor de los alientos durante los 90 minutos de juego. Que sea un golpe para reaccionar, para levantarse y que no confunda. Hoy Vélez fue superado y hay que aceptarlo, pero el equipo aún en esta derrota, debe seguir creyendo.