Torneo

EXtasiado

Haciendo valer la famosa ley con un doblete fantástico, Pavone le dio el triunfo agónico a Vélez 3 a 2 sobre Estudiantes, en la vuelta al fútbol en Liniers. El Fortín tuvo que sufrir más de la cuenta, pero terminó sumando tres puntos vitales ante un equipo duro como el Pincha. Zabala se anotó con un golazo también. Arriba Vélez.

El Tanque pide tranquilidad y respeto a su ex equipo, en lo que fue el primero de los dos tantos con los que le dio el triunfo a Vélez. Volvió el Fútbol en Liniers y volvió Vélez.
Por Carlos Martino

Con esa sensación de satisfacción extrema que sólo te puede dar un triunfo así. Sin análisis. Dejándote llevar por el impulso de la sangre brotando por las venas, en la efervescencia de un estallido salvaje de gol en el último suspiro. Con todas las ganas contenidas tachando en la pared cada uno de los ochenta días que separaron a un partido del otro entre el final y este tardío reinicio de competencia. Todas las sensaciones todas en noventa minutos de fútbol, donde se le puso Play nuevamente al sentimiento/sufrimiento.

Porque en jornadas donde no darse por perdido es la bandera que levanta el fútbol. Salvando distancias y diferencias de la remontada épica del Barcelona ante el PSG; los partidos que se definen en los últimos minutos de juego, tienen ese sabor a lo incierto pero extremadamente atractivos como ningún otro.

Así se vivió también en Liniers. Sin la necesidad misma de sumar tres puntos. Tres puntos que para Vélez son el punto de partida a tantas cosas. Es la confirmación que aquello que comenzó a gestarse puertas adentro en la Pretemporada y que con este capricho del fútbol de fechas pospuestas terminó de afianzarse. Porque había que justificar todo lo bueno en cancha; y si bien Vélez pecó nuevamente de errores y distracciones que no debe cometer y que termina pagando caro; la impronta del equipo fue otra, con la voracidad de quien sabe lo que quiere y va en busca de aquello sin nada y todo que perder a la vez.

Omar De Felippe intentó en estos casi tres meses de preparación puertas adentro en la Pretemporada, darle y econtrarle una indentidad a este equipo. En cuánto a los nombres que dispone en cancha, a sus niveles y a lo que puede llegar a potenciarse desde lo individual a lo grupal en pos del equipo. Así es posible que haga su debut un juvenil de 18 años como Nicolás Domínguez, ubicado en la zona caliente del medio juego y no desentone, ni tampoco sienta la presión. Porque el pibe con aciertos y errores, redondeó un muy buen encuentro el tiempo que estuvo en cancha. También, con la presencia de Delgadillo que no pudo ser tan determinante esta noche como en los últimos amistosos. Pero encontrando a un Vélez que en esa voracidad por el gol, no bajó nunca los brazos.

Hablar de Mariano Pavone hoy es hablar no sólo del goleador del equipo. Porque el Tanque se ha convertido en una bandera para Vélez, desde su entrega y sacrificio. Acusando las bondades de la pretemporada en lo liviano y lo rápido que está en sus movimientos. Generoso para aguantar todas, fuerte para fajarse con los centrales y siempre solidario. Su condición de ex del rival de turno le dio el morbo a la noche en ser el verdugo por duplicado y en un momento del juego (al minuto 90) donde las gargantas se rompen, tener la sangre fría de respeto a las fuentes. 

Porque había que justificar todo lo bueno en cancha; y si bien Vélez pecó nuevamente de errores y distracciones que no debe cometer y que termina pagando caro; la impronta del equipo fue otra, con la voracidad de quien sabe lo que quiere y va en busca de aquello sin nada y todo que perder a la vez.

Y el resto se suma en una sumatoria de valores interesantes que se potencian en lo positivo. Como Didí Zabala, quien aportó mucho en cancha pero que lo pagó con el cansancio para ser reemplazado. El uruguayo tiene un encanto para el gol y Vélez lo aprovecha. Su cabezazo fantástico cobró más valor con el triunfo sobre el final; más valor del que ya tenía por importancia y definición. Como también Kolacha Desábato quien se multiplicó en la marca y fue vital para el equipo. Hasta Gonzalo Díaz que se sacrificó más en la marca que en la generación.

Un Vélez que mereció ganarlo incluso antes de ganarlo. Con ese cabezazo del Burrito Juan Manuel Martínez que con un acto reflejo total Andújar atrapó el balón sobre la línea, ahogándole al delantero el regreso a casa soñado con un gol que minutos más tarde, Pavone lo iba a hacer valer en euros.

Un Vélez que también sigue mostrando falencias de desatenciones defensivas e indecisiones que las paga muy caro. Generalmente, cuando Vélez se equivoca el rival no perdona; y Estudiantes es un equipo que trabaja siempre sobre tu error. El Fortín no puede darse el lujo de revivir al rival luego de haberle disparado. Será una de las tantas cuestiones a mejorar que con la victoria consumada en un momento donde se necesita más los puntos que respirar, será mucho más ameno y con confianza el trabajo.

Volvió el fútbol, volvió Vélez, volvió el sufrir para reir y llorar de emoción como esta noche. Que sea la noche de tantas por venir con un Vélez abrazado a su idea de ser fuerte y salir de aquel camino incierto.