Homenajes

Turco del Mundo

Omar Andrés Asad nació un 9 de abril de 1971. Se crío en Ciudad Evita en medio de carencias y penurias personales y familiares. A días de cumplir sus veinte años, advertido sobre una prueba de jugadores en Vélez, acudió a la evaluación y aprobó el examen.

Según reza la leyenda, en la previa al relevante encuentro, el técnico Carlos Bianchi, apelando y haciendo gala de un lenguaje sutil cultivado en la lectura de plumas prestigiosas como Borges o Córtazar, le solicitó amablemente a su jugador fetiche, 'Cuando tengas enfrente a Baresi, métele el culo y tirálo a la mierda'. Ni lerdo, ni perezoso, el Turco, obediencia debida mediante, iba a cumplir con la orden impartida por su superior.
Por Gabriel Martínez

La entrega vertical, profunda, del mediocampista vestido con la V azulada es mala y no encuentra destinatario. Costacurta, ubicado como lateral derecho de su defensa a la altura del área grande, ajeno a presiones, domina la pelota sin inconvenientes e intenta la cesión hacia atrás en dirección a su arquero Rossi…Usted, querido lector fortinero, ya conoce el final del cuento y en este momento por su cabeza se proyecta el video que vio cientos de veces, y que recuerda, y con el mínimo detalle, más que el cumpleaños de su suegra o su propio aniversario de casamiento. De cualquier modo mi obligación es finalizar el relato. Atento, concentrado e intuitivo, el corpulento número 9 velezano, absolutamente desconocido para sus adversarios, fábrica una diagonal perfecta de derecha a izquierda del ataque, sorprende a la ultima línea italiana con su aparición fantasmagórica, traza una mediatriz o bisectriz exacta,-que se yo, mil disculpas, nunca fui bueno en geometría- e intercepta el pase en el preciso punto medio entre arquero y defensor…Ya su cerebro, querido fiel seguidor de Vélez Magazine, pulsó al menos tres veces el botón rewind de la cinta mientras lee estos renglones. No se preocupe, nada cambia, el epílogo es el mismo. El robusto delantero hace contacto con el esférico- gracias Muñoz por el sinónimo- el ángulo de disparo no es bueno, ni cómodo, no obstante inventa una pirueta inverosímil, heterodoxa, una símil media vuelta difícil de describir oralmente y mucho más complicado de hacerlo en papel. Su pie diestro se arquea, adopta la curvatura justa e impacta el balón… A esta altura de la narración, amable simpatizante, su memoria apunta hacia otros vericuetos. Se acuerda donde compró las medialunas, a quien invitó a su casa a disfrutar del partido, donde estaba sentado, si se levantó para ir al baño o aguantó hasta el final del primer tiempo, que rutina repitió para la segunda parte, como pidió permiso para faltar al laburo, si no lo hizo que consecuencias le trajo, si su esposa estaba tan rompebolas como siempre y no le permitía observar las acciones con la tranquilidad tensionante con la que se vivieron los noventa minutos, si en algún tramo la mandó al carajo cuando comparó la pinta, la facha de Maldini-en algún esporádico avance milanés- con su aspecto desalineado, deprimente, probablemente conservando y utilizando los mismos calzoncillos que le habían deparado suerte en la Copa Libertadores, obviamente sin lavarlos; si el perro estaba más molesto que nunca, si su bebé lloraba. Todos los pormenores o referencias están frescos como si hubieran ocurrido ayer. No se impaciente, el desenlace se acerca. El impacto es milimétrico, perfecto, refinado. La pelota duerme en la red pegada al palo izquierdo del golero itálico. La persecución de sus compañeros para abrazarlo, el festejo del goleador, esbozando su típica sonrisa pícara, contagia, emociona. El gol lo gritamos con el alma en Japón, en Liniers, en Villa Luro, en Floresta, en todo el país, y el grito rebotó en cada rincón del mundo donde mora un hincha de Vélez. El 1 de diciembre de 1994, muy lejos, en Tokio, a los 12 minutos del período complementario, Omar Andrés Asad, el “Turco”, convertía el segundo tanto en la final Intercontinental ante el poderoso Milán, liquidaba el partido-gracias Walter Nelson- abandonaba el anonimato e inscribía su apellido en la gran historia de Vélez Sarsfield. Esa conquista del “Turco”, eterna, perpetua, es la más trascendente en este siglo de vida y quedó grabada a fuego en el corazón de todos los que amamos este Club. Asad, un mimado de “El Pelado” Bianchi, estampaba su rúbrica fileteada en la obra del exitoso entrenador con una pincelada memorable, irrepetible. Esa anotación, colocaba a Vélez Sarsfield en la cima, en la cumbre del fútbol mundial. El hincha se pellizcaba, potenciaba su orgullo, la frente estaba bien en alto, el sueño estaba cumplido, su equipo era Campeón del Mundo ante una escuadra italiana pedante, soberbia, multiganadora e integrada por valores bien pagos y afamados como Savicevic, Boban, Albertini y Donadoni, entre otros.

Hago un intervalo en la crónica con una sugerencia. Cuando vuelva a su casa, con la revista ya leída, busque el CD, DVD, el viejo videocassete donde conserva el documento fílmico del gol o ingrese en Internet. Habrá resistencia o reproches de parte de su mujer, sin duda, “Recién venís de la cancha y te pones a ver otro partido”, no le de pelota. Mientras ella le recalienta la pascualina que quedó del mediodía, reproduzca el video, relájese y goce, vuelva a conmoverse con la extraña y fantástica parábola del “Turco”, no se avergüence, grite el gol si tiene ganas, sea feliz unos minutos.

Según reza la leyenda, en la previa al relevante encuentro, el técnico Carlos Bianchi, apelando y haciendo gala de un lenguaje sutil cultivado en la lectura de plumas prestigiosas como Borges o Córtazar, le solicitó amablemente a su jugador fetiche, “Cuando tengas enfrente a Baresi, métele el culo y tirálo a la mierda”. Ni lerdo, ni perezoso, el “Turco”, obediencia debida mediante, iba a cumplir con la orden impartida por su superior. El central italiano era un niño de pecho al lado de las bestias salvajes que lo “cagaban” a patadas en los potreros del conurbano. El veterano zaguero, gladiador de mil batallas, lo esperó sereno y confiado, craso error, jamás imaginó experimentar en carne propia, sobre su anatomía, la problemática del tránsito en Argentina. Lo pisó un Scania, le pasó por arriba, lo anestesió. Le marcó la impronta de los neumaticos y el paragolpes. Aturdido, semiinconsciente, el back no alcanzó a tomarle la numeracion de la patente, solo adivinó, en su mareo, una silueta de más de 90 kilos como responsable de semejante atropello. El “Turco” mostraba credenciales, ambicionaba gloria, el viaje a Tokio no era para él una excursión turística

Omar Andrés Asad nació un 9 de abril de 1971. Se crío en Ciudad Evita en medio de carencias y penurias personales y familiares, rodeado de un contexto social riesgoso, del que emergió, a contramano de lo que indica el determinismo, como un tipo noble, con valores, digno y sincero. A días de cumplir sus veinte años, advertido sobre una prueba de jugadores en Vélez, acudió a la evaluación y aprobó el examen luego de variados intentos fallidos en diversas instituciones. Sobre esa etapa de su vida reflexiona, “Yo quería triunfar y lo hice. Soy un ganador de la vida. Nunca pensé en buscar otros caminos, no conozco siquiera lo que es fumar. Soy un hombre muy sano. Mi adolescencia marcó lo que soy hoy, la oportunidad de crecer y estar bien. Aprendí muchas cosas de la vida”.

Luego de dos temporadas en la cuarta división, Héctor Veira lo convocó a practicar con el plantel de primera. Debutó en el profesionalismo en 1992 enfrentando a Talleres de Córdoba. Su explosión futbolística generó los primeros comentarios mediáticos bajo el interinato de Roberto Mariani, y se profundizó cobijado por la manta protectora de su maestro, Carlos Bianchi, con quien fue titular indiscutido. Defendió nuestra camiseta en 145 cotejos y anotó 31 goles, varios de ellos decisivos y determinantes,-postales de colección del público velezano-, como el anteriormente descripto; el del triunfo en el partido de ida de la final de America frente al San Pablo; el que le clavó al Cruzeiro en el Mineirao; o los dos que le convirtió a Dep. Español en el Clausura 93 y que fueron el germen, la raíz, de la dorada década del 90. No era propietario de condiciones técnicas superlativas. Sus características salientes eran la fuerza, la potencia, el aprovechamiento integral de un físico macizo, sólido, compacto, que desgastaba a sus marcadores y le permitía aguantar la pelota en ataque esperando la llegada de volantes, sumado a su coraje y amor propio. La noche mágica del Morumbi, desde mi ubicación en la tribuna a nivel de la línea central, me cansé de verlo correr a lo ancho del terreno, y transpiraba admirando su despliegue generoso y solidario, intentando molestar e incomodar a la defensa paulista en clara inferioridad numérica.

El 16 de octubre de 1995, el ímpetu y la garra con la que disputaba cada pelota, lo obligaron a un violentísimo encontronazo con el arquero uruguayo de Ferrocarril Oeste, Oscar Ferro, que derivó en gol, pero le provocó la rotura de los ligamentos de la rodilla derecha. Padeció numerosas operaciones y cada regreso era aguardado con esperanza por los aficionados. Sin embargo, luego de múltiples tentativas y pese a su empeño, el “Turco” se rindió ante la evidencia de que esa articulación traicionera le ponía un final anticipado a su corta pero meteórica carrera. En una entrevista reciente señalaba, “El duelo del retiro del jugador lo elaboré realizando el curso de entrenador, busqué un arma para no sentirme mal, una salida. Me moría por estar dentro de la cancha, pero ya lo había intentado y no podía”. En su abreviado itinerario como futbolista, el “Turco” ofrendó todo, no se guardó nada.Ganó nueve títulos y fue distinguido como el mejor jugador de la cancha en la final del mundo. Su trayectoria como técnico arrancó en las divisiones inferiores de Vélez y se prolongó el año anterior como director táctico de la reserva. Muchos de los chicos que hoy brillan en el plantel de Gareca mamaron de sus enseñanzas. A fines de la temporada 2009, Godoy Cruz despidió a Enzo Trossero y tentó a Asad para dirigir el equipo. El heredero del apodo del volante central más talentoso de la historia del fortín, aceptó el desafío, emigró de nuestra Institución  e inició un exilio afortunado por la ciudad de Mendoza. El Turco sumó rodaje y conocimientos en la profesión en sus estadías en el Emelec de Ecuador, San Lorenzo y nuevamente el Tomba mendocino. Los tipos dignos son bienvenidos al Club. Seguro, Asad cumplirá en el futuro, el sueño de dirigir a Vélez. Porque como canta “La Pandilla”, que ya extraña su estirpe de gordo bueno, “Va a volver, va a volver, el Turco va a volver”.


OMAR ANDRES ASAD

Sin el hervor, o la base del tradicional pasaje por inferiores, Omar Andrés Asad debutó en la máxima categoría el 8 de noviembre de 1992, en el Olímpico de Córdoba, cuando a los 9 minutos de la segunda etapa reemplazó al riojano Ricardo Rentera en el marco de una derrota ante el Tallarín por 2 a 1 (Gareca). El interinato de Roberto Mariani-tras la dimisión de Eduardo Manera- le brindó continuidad a su juego y el Turco apuntó su identidad en el marcador en dos compromisos del último tramo del torneo. El 20 de noviembre (15ª fecha),  infló la red del arco de San Lorenzo en una victoria por 1 a 0 ante los Cuervos en el Tomás A.Ducó; y cerró la cuenta en un triunfo ante Central 3 a 1, en Rosario, por la 17ª fecha del Apertura 92.

Dos goles frente al Dep. Español en el primer capítulo del certamen convencieron al recién arribado Carlos Bianchi. El Virrey le ratificó la confianza previamente otorgada por Mariani, y el Turco, nacido un 9 de abril de 1971, se consolidó en la alineación titular y se transformó en jugador clave del entrenador en la obtención del Clausura 93- tras 25 años de penurias- con 5 conquistas.

El potente delantero de anatomía robusta, maciza, bien alimentada en su Ciudad Evita natal, abrochó con la V azulada la impactante cifra de 9 títulos: Los Clausuras 93, 96 y 98; el Apertura 95; la Copa Libertadores 94, la Intercontinental 94, la Supercopa 96, la Interamericana 96 y la Recopa 97.

Su trayectoria resultó breve pero repleta de mojones inolvidables, y lo bueno, si breve, es dos veces bueno. Su estadística individual registra 145 presentaciones oficiales con nuestra camiseta, 31 anotaciones y cinco expulsiones.

Su vigor ofensivo-en tandém con su socio futbolístico José Oscar Flores- rindió con notas altas los exámenes más complicados. El 24 de agosto de 1994, el padre de Yamil ajustició al arquero de San Pablo en el Amalfitani y le permitió al equipo beber la mitad del contenido de la Copa Libertadores que conseguiría una semana después en territorio paulista. El jueves 1 de diciembre del mismo año, el tractor de Ciudad Evita presionó al defensor Costacurta, le robó el esférico, realizó una indescriptible maniobra, calibró la mira y le clavó una estocada inmortal al golero del Milán, Sebastiano Rossi, para clausurar la noche japonesa y traer para Liniers la Copa Intercontinental de Clubes.

Estas dos conquistas elevaron al delantero de sonrisa pícara y transparente, al pedestal de los ídolos de la centenaria historia fortinera, espacio que comparte junto a glorias como Carlos Bianchi, Daniel Willington o José Luis Chilavert.

Bendecido con un apellido de alta prosapia futbolera( Julio Asad fue un fenómeno en los 70), y maldecido-el apodo y el apellido- por un hechizo de lesiones terminales, el 16 de octubre de 1995, una de sus clásicas embestidas taurinas terminó con el balón dentro de la meta de Ferrocarril Oeste, pero la fortísima colisión previa con el guardavalla Oscar Ferro, le produjo la rotura de ligamentos de su rodilla, inconveniente físico que a la postre, le pondría pronto punto final a una carrera a la que le quedaba un largo paño por tejer.

El 13 de mayo de 1997, a los 28 minutos del complemento, el Turco festejó su último tanto como profesional-el tercero de Vélez- en una goleada ante Gimnasia de Jujuy por 4 a 0 en el Amalfitani. Su articulación herida y cansada del ajetreado paseo por los quirófanos dijo basta, y el solidario, ambicioso y oportunista atacante-a temprana edad- se despidió del fútbol.

Asad cambió los cortos y los botines por el buzo de DT. Condujo varias divisiones menores del Fortín hasta acceder al conjunto de reserva con el cual logró excelentes resultados que lo posicionaron en la consideración mediática. Seducido por una oferta de Godoy Cruz, se mudó a Mendoza y en su primera experiencia como entrenador depositó al cuadro tombino en la Copa Libertadores. Tras su paso por el Tomba, el Turco comandó con éxito al Emelec ecuatoriano (lo clasificó para la Liguilla), volvió a la Argentina para hacerse cargo de San Lorenzo y en la temporada 2011/12 retornó a la entidad cuyana aunque sin poder repetir los buenos desempeños del ciclo anterior.

Sus arremetidas puro corazón y su enjundia contagiosa grabaron una huella imborrable en el hincha velezano. La enorme casta de feligreses que veneramos su linaje histórico y lo admiramos por habernos brindado tamañas alegrías, sabemos de su capacidad e intuimos que su sentimiento de pertenencia con los colores será un valor agregado y un guiño, que le augura un porvenir como entrenador del plantel superior de nuestra Institución.


SUS GOLES EN VÉLEZ

FECHA

DIA

RESULTADO

ARBITRO

ESTADIO

GOLES

RIVAL

 

                                                                     APERTURA   1992

         15

20/11/1992

1 a 0

Gnecco

Huracán

1(40´)

San Lorenzo

17

06/12/1992

3 a 1

Marconi

R. Central

1(67´)

R. Central

 

                                                                    CLAUSURA   1993

1

21/02/1993

2 a 0

Sanabria

Dep.Español

2(29´,70´)

Dep.Español

2

28/02/1993

2 a 0

Ruscio

Vélez

1(28´)

S. Martín(T)

7

28/03/1993

1 a 2

Castrilli

Vélez

1(11´)

River

16

23/05/1993

1 a 0

Lamolina

Ferro

1(59´)

Argentinos

 

                                                                  COPA  CENTENARIO

Copa Cent

04/07/1993

1 a 0

Crespi

Vélez

1(72´)

Ferro

 

                                                                   APERTURA   1993

8

30/10/1993

2 a 1

Vigliano

Newell´s

1(54´)

Newell´s

9

07/11/1993

2 a 0

Ruscio

Vélez

1(77´)

Ferro

 

                                                                   APERTURA   1994

3

18/09/1994

2 a 0

Bava

Vélez

1(7´)

Newell´s

4

24/09/1994

2 a 1

Crespi

Huracán(Ctes)

1(28´)

Mandiyú

7

14/10/1994

4 a 1

Sánchez

Vélez

1(18´)

Huracán

9

29/10/1994

1 a 1

Hay

Vélez

1(81´)

Boca

13

17/11/1994

6 a 1

Lamolina

Ferro

1(9´)

Ferro

16

06/12/1994

1 a 3

Castrilli

San Lorenzo

1(76´)

San Lorenzo

18

15/12/1994

1 a 0

Biscay

Vélez

1(68´)

Indepte

 

                                                                    CLAUSURA   1995

1

26/02/1995

2 a 0

Ruscio

Gimnasia(J)

1(65´)

Gimnasia(J)

16

02/06/1995

2 a 2

Oliveto

Indepte

1(37´)

Indepte

 

                                                                    APERTURA   1995

3

20/08/1995

1 a 1

Crespi

River

1(44´)

River

4

27/08/1995

3 a 2

Ruscio

Vélez

1(23´)

Racing

9

07/10/1995

2 a 1

Mastrangelo

Platense

1(10´)

Platense

10

16/10/1995

1 a 0

Pascualino

Vélez

1(17´)

Ferro

 

                                                                      CLAUSURA   1997

12

13/05/1997

4 a 0

Pascualino

Vélez

1(73´)

Gimnasia(J)

 

                                                                  COPA LIBERTADORES 1994

1ªFase

09/03/1994

1 a 1

Velázquez(Par)

Mineirao

1(43´)

Cruzeiro

1ªFase

17/03/1994

1 a 0

Da Rosa(Uru)

Vélez

1(14´)

Palmeiras

1ªFase

23/03/1994

2 a 1

Castrilli

Boca

1(46´)

Boca

1ªFase

31/03/1994

2 a 0

Dluzniewski(Uru)

Vélez

1(29´)

Cruzeiro

Cuartos

03/08/1994

2 a 0

Escobar(Par)

Vélez

1(61´)

Minerven

Final

24/08/1994

1 a 0

Torres(Col)

Vélez

1(35´)

San Pablo

 

                                                            COPA INTERCONTINENTAL  1994

Final

01/12/1994

2 a 0

Torres(Col)

Nacional(Tok)

1(57´)

Milán

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Omar Turco Asad

Omar Turco Asad

Omar Andrés Asad nació un 9 de abril de 1971. Se crío en Ciudad Evita en medio de carencias y penurias personales y familiares, rodeado de un contexto social riesgoso, del que emergió, a contramano de lo que indica el determinismo, como un tipo noble, con valores, digno y sincero. A días de cumplir sus veinte años, advertido sobre una prueba de jugadores en Vélez, acudió a la evaluación y aprobó el examen.