Esta vez vamos a hablar de una bandera diferente a todas las
demás, una que marcó una tendencia que fue copiada por varios clubes (¿qué
raro, no?), un trapo que fue ejemplo y modelo entre varias mujeres auto
convocadas de muchas instituciones. Hablamos de esa bandera que vimos miles de
veces y de la que ahora te vamos a contar su rica historia. Se trata de ?Mujeres Fortineras?.
La Sub
Comisión del Hincha reunió a aquellas emblemáticas mujeres
que en 1998 decidieron realizar una bandera en representación a la afición
femenina del Club Atlético Vélez Sarsfield. Acompañaban al Fortín a todos lados
y querían tener algo que las identifique. Y lo hicieron.
La bandera se estrenó nada más y nada menos que en Jujuy. Vélez
enfrentaba a Gimnasia y Esgrima de esa provincia. Serían los primeros
kilómetros de los más de 20.000 que recorrería la bandera entre los años 1998 y
2000.
Sentados a una mesa redonda de la confitería del club Mónica
Rosales (una de las damas en cuestión) arranca la charla contando anécdotas de
aquellos viajes (la mayoría de ellas las vamos a obviar por razones lógicas),
entre risas muestran fotos y buscan culpables a los actos que quedaron
plasmados en aquellos retratos.
Las primeras integrantes fueron, además de Mónica, Rosana Gallardo,
Veronica Zanik, Ana Moure, Blanca Burgos, María Inés Vivaldo y Mabel Jansen. Ellas
fueron quienes se juntaron y le pusieron nombre a este grupo de mujeres que
tenía un sentimiento enorme en común. Se conocieron en el año 1997 en un viaje
a Santa Fe cuando visitábamos a Colón en su cancha. Verónica y Rosana viajaban
con los micros del Club, cuyo costo en aquel entonces era de $9, mientras que
Moni y Valeria lo hacían en el micro fletado por la recordada peña ?Los
Seguidores de Vélez?, cuyo valor ascendía a los $12.
La encargada de diseñar la bandera fue María Inés, quien con
la colaboración de Moni, de Ana y de Eduardo Moure plasmaron el nombre ?Mujeres Fortineras? en un Paño de 4.20 x 1.30 que no recuerdan
bien de donde lo obtuvieron.
Con el Tiempo y como marcando el camino, se fueron sumando
integrantes. Al grupo inicial se sumaron Edith del Cura, Jessica Sanny, Gianna
Pini, Valeria Repetto y Liliana ?La
Colo?. Se había armado una banda llena de pasión, de amor por
el Fortín y fiel como pocos que a la vez representaba a muchas otras mujeres velezanas.
Empezaron a marcar su identidad dentro de la tribuna:
?Mujeres Fortineras? era la primera bandera de ese tipo en el futbol argentino.
Hasta nos animaríamos a decir a nivel mundial. Otra vez Vélez marcando el
camino a seguir.
Pero no se quedaron solo con la bandera. Poco tiempo después
innovaron con las primeras remeras diseñadas por ellas mismas para
identificarse. Más tarde crearon su propio boletín informativo el cual era repartido
antes de los partidos y sponsorizado por varios negocios de la zona y medios partidarios. Tenía por lo
general 6 páginas donde informaban no solo las actividades propias sino también
todo lo relativo al Club de sus amores.
Hicieron tanto ruido que en un momento el Club les ofreció conformar una Sub Comisión
de Mujeres auto-convocadas para que esa serie de emprendimientos no quedara en la nada. Ellas prefirieron
no aceptar la propuesta, pero el grupo siguió trabajando de la misma manera por
todas las mujeres fortineras.
En la charla nos cuentan que tenían su propio micro de mujeres para ir de
visitante. En aquel campeonato donde los colectivos del club fueron suspendidos
por un tiempo Gianna se transformó en la encargada de contratar una combi para
que las Mujeres Fortineras viajaran de visitante. Incluso en varias
oportunidades colaboraron con Viajes y Turismo coordinando micros al interior
del país. Para poder pagar sus pasajes y el de aquellas a quienes les era
imposible organizaban rifas. Nunca dejaban de viajar por alguna cuestión
económica. A decir verdad, dignas de admirar.
La bandera nunca fue sin ellas a la cancha, cuenta Edith
quien la guardaba casi siempre. Y fue una de las pocas que entraba de local
durante el campeonato en el que el Juez Perrota prohibió el ingreso de aquellas
mayores a 2 metros x 1 metro. La cortaron en dos y le hicieron un cierre en el medio. Mitad la
entraba una y al rato otra llegaba con la parte restante.
Solo una vez no estuvo presente durante esta absurda
restricción. Fue en Córdoba, en el Chateau Carreras (hoy rebautizado Estadio
Mario Alberto Kempes). Es Mónica la que comienza a contar la anécdota imitando
la tonada cordobesa de aquel policía que en el último cacheo le dijo: ?Yo no
soy estúpido, acá falta la otra mitad?. Fue en ese único partido cuando la
bandera permaneció en el micro durante los 90 minutos.
De local la bandera iba siempre en el mismo lugar sin
excepciones: la boca de salida de la Platea Sur Baja. Edith cuenta además que
la insignia participó en diferentes eventos fuera del club. Estuvo tanto en
actos como en fiestas privadas organizadas por gente de Vélez.
El lugar más lejano al que la bandera viajó fue a Paraguay.
Y lo hizo dos veces. Estuvo en varias ocasiones en Jujuy y en Salta. Y recuerdan
cuando en Rosario la bandera corrió su primer gran riesgo. En el año 2003 enfrentábamos
a Rosario Central y la policía hizo salir del estadio a ambas parcialidades al
mismo tiempo. Hubo piedrazos, botellazos y corridas entre hinchas y policías. Mónica
simuló estar embarazada poniéndose la bandera en forma de panza debajo del
buzo, y ayudada por otra integrante comenzó a caminar como si estuviera dolorida.
Así logró escapar del tumulto.
Para cerrar, nos quedamos con la anécdota más divertida. Todo
empezó cuando Bielsa vino a dirigir a Vélez. Ellas, no contentas con la contratación
ni convencidas con la campaña que el rosarino pudiera hacer, dijeron medio en
serio, medio en broma: ?¡Si salimos campeones con este, vamos disfrazadas de
monjas a la cancha!?. Y como las promesas son deudas lo tuvieron que cumplir a
rajatabla. Arrancan las risas y a circular las fotos que recuerdan aquel día en
La Plata frente
a Gimnasia en el que las Mujeres Fortineras cumplieron su promesa. Casi
desmayadas de la risa, recuerdan que la noche anterior ni durmieron cociendo
los atuendos que tenían una V azulada sobre el pecho. Llegaron y generaron el
revuelo de todos. Los reporteros gráficos no podían creer lo que veían y no
paraban de fotografiarlas, y no faltaban quienes pensaban que eran monjas de
verdad y las saludaban con respeto.
Incluso la revista El Gráfico publicó una nota sobre ellas
en la que describieron la situación de las religiosas subiéndose a los micros
rumbo a La Plata sin poder descifrar si eran o no monjas reales. Esa revista,
como otras en las que aparecieron aquel día, forma parte del archivo personal
de cada una de ellas.
Las tres Mujeres Fortineras que nos acompañaron hablaron
hasta por los codos, tomamos más de 4 páginas de notas sueltas y las grabamos
por más de una hora y media sin que ellas lo supieran (créannos que muchos
pagarían por escuchar esa grabación). Se sonrojan cuando se los contamos.
Nos llevamos un recuerdo hermoso, una charla que pasará a la
historia y que ahora intentamos dejar plasmada en esta nota. La historia de una
bandera mítica, que dejó de frecuentar a la cancha en el 2004, pero que aún
pervive en la memoria de todos. Las chicas, emocionadas, se miran una y otra
vez y consideran la posibilidad de que algún día la bandera vuelva a los estadios.
Desde la
Sub Comisión del Hincha, no nos queda más que agradecerles su
sentimiento y su dedicación a los hinchas y socios de Vélez.